Las Bienaventuranzas

Con este nombre se conoce a la introducción que se le hace al famoso Sermón del Monte o de la Montaña. En el cual Jesucristo pronunciaría a sus discípulos aquellos rasgos que caracterizarían a los verdaderos fieles a Dios.

De esta manera, por medio de ocho bienaventuranzas, Jesús describe el carácter correcto de sus discípulos, además de la recompensa que le daría Dios a cambio de ello. Entonces, se menciona la palabra “bienaventurado” en varias ocasiones.

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Las ocho Bienaventuranzas

Las bienaventuranzas dan el significado de una persona privilegiada y dichosa ante los ojos de Dios. Lo cual no tiene nada que ver con recursos materiales o una posición de prestigio, ino de una visión de dicha espiritual y más cercana al Señor. Como se manifiesta en los siguientes párrafos.

1. Los pobres en espíritu

En el primer versículo de las llamadas Bienaventuranzas, se implica que los pobres en espíritu serán aquellos los que les corresponda el reino de Dios. Porque esto señala que reconocen su propia deficiencia espiritual y que necesitan al Señor como Salvador.

Por ende, aquellos que puedan mostrarse humildes, serán los bienaventurados o los que sean dichosos. Para que así se pueda conseguir la salvación propia, comenzando por andar con los mismos pasos que dio Jesucristo.

También mostrando abiertamente la disposición de pedir perdón y suplicar la misericordia ante la presencia de Dios. A su vez que vivir en humildad y bajo los designios de Cristo, para obtener una recompensa. La cual es, nada más y nada menos, que el reino de los cielos.

2. Los que lloran

Se continúa mencionando que son dichosos aquellos que lloran, porque serán consolados. Y es algo bastante similar a la Bienaventuranza anterior. Puesto que aquí se habla sobre aquellos que tienen la valentía de admitir sus pecados y arrepentirse de ellos.

Lo cual significa un estado de tristeza y llanto por haber decepcionado al Señor. Sin embargo, Jesús señala que el arrepentimiento es suficiente para demostrarle a Dios que una persona es digna de ser salvada, como los anteriores mencionados.

Por ello, la recompensa para estos dichosos será el consuelo de Dios con respecto a el dolor profundo que infligen los pecados cometidos. Y de esta manera, se puede conseguir la salvación, tan solo colocándose en una posición llena de humildad.

3. Los humildes

Hablando de humildad, como se señaló en el anterior punto, la siguiente Bienaventuranza hace referencia al Salmo 37. Puesto que menciona a aquellos que son realmente humildes, que son los únicos herederos de la tierra.

Según esto, el espíritu humilde y manso no se deja llevar por las actitudes de otros ni por las injusticias, tampoco reacciones impulsivamente. Sino que espera por la palabra de Dios y confía plenamente en Él, con una grata paciencia claro.

Puesto que sabe hay algunas cosas en las cuales hay que esperar porque Dios tome el control. Por ello, abandona su orgullo y sigue todo aquello que el Señor señale, con una confianza plena. Siendo su recompensa por su humildad y paciencia, la tierra.

4. Los que tienen hambre y sed de justicia

En el siguiente verso se menciona que aquellos que anhelan la justicia son también Bienaventurados. Porque lo que desean es la justicia divina, que se manifieste en la tierra. Pero no se señala como un simple deseo.

Se menciona como un hambre y sed, es decir, una fuerza que va más allá de lo racional para que exista justicia en el mundo. Por ende, están dispuestos a acercarse a Dios y creer en él para poder llevar esta virtud con ellos mismos.

Igualmente, reconocen la verdadera justicia e imparcialidad de Dios, porque ya la han experimentado. Conocen el perdón y los beneficios de la obediencia en el Señor. Por lo tanto, saben muy bien que es un ser totalmente justo.

De esta forma, tendrán como una recompensa el hecho de ser saciados de todos sus anhelos de este tipo.

5. Los compasivos

Esto también puede ser entendido como parte de la justicia divina de Dios. Puesto que esta Bienaventuranza indica que aquellos que sean compasivos serán tratados con compasión. Ya que el corazón transformado por Dios siempre mostrará compasión.

Por ende, también será merecedor de recibir de la misericordia y compasión del Señor. Debido a que se puede identificar con el dolor ajeno, lo cual tiene una recompensa bastante grata, como ya se ha mencionado.

Y es que la compasión tiene un gran lugar en la Biblia y en la fe cristiana. Ya mientras una persona sea más compasiva, mientras más se atreva a tenderle la mano a otra, más se parece a Jesucristo y puede difundir su palabra tan sagrada para todo el mundo.

6. Los de corazón limpio

Aquellos que tengan un corazón con esta cualidad serán los que puedan ver a Dios. Puesto que este es un corazón que se inclina por naturaleza a aquellas cosas que le agradaban al Señor. Y que no se deja contaminar por aquellas cosas que Dios prohíbe.

De esta manera, un corazón limpio es aquel que es puro, y que solamente le pertenece al Señor. Por ello, es que las personas con esta característica, siempre fieles a Dios y a Jesucristo, son también bienaventuradas.

Y recibirán el beneficio o la gloria de ver genuinamente a Dios, cuando estos lo necesiten.

7. Los que trabajan por la paz

Aquellos que realizan estas labores de manera incondicional serán llamados los hijos de Dios. Siendo esta la recompensa de estos bienaventurados, como lo mencionó Jesucristo. Porque los verdaderos creyentes son los que creen en la paz.

Es decir, viven en la paz y dejan vivir en paz a los demás, sin meterse en la vida de alguien más. Al igual de que colaboran de manera intencional para que haya paz, así como imparten la justicia mediante sus corazones limpios, como se ha mencionado.

De esta manera, se hace referencia a una paz que es interna. Que solo se logra mediante la reconciliación entre las mismas personas y con el Señor Jesucristo.

8. Los perseguidos por causa de la justicia

Algo que está muy relacionado con otras Bienaventuranzas anteriormente vistas. Y es que aquellos que luchan por la justicia divina, pero que son perseguidos por la misma, les corresponderá el cielo como la recompensa más grata que pueden tener.

Siendo estos los que no callan cuando alguien está siendo lastimado, que levantan su voz y actúan de manera acorde a las enseñanzas del Señor. También que practican la paz y no dejan que en sus corazones habita alguien más que Dios.

Por lo tanto, si son de esta manera durante todas sus vidas, ya les corresponde los cielos desde sus meros nacimientos. Igualmente, aquellos que son perseguidos por repartir la justa palabra del Señor también serán recompensados con el cielo.

Para concluir, lo que nos indica esta enseñanza es que aquellos que sean virtuosos, pero con las características que Jesús señalaba en este relato, serán recompensados con regalos divinos. Los cuales otras personas no podrán poseer.

Por ello, se deben perseguir todos estos ideales como un fiel creyente de esta fe, para poder tener todo lo que Dios quiere entregarles a todos sus hijos. Pero, como justo que es, no se los dará hasta que demuestren que son merecedores de todo esto.

Las Bienaventuranzas, esbiblia

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