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¿Qué es la comunión espiritual?
La llamada Comunión Espiritual es una oración con la que el creyente católico se dedica a expresar el deseo que tiene de recibir a Jesucristo en la Eucaristía sin la necesidad de efectuar de manera material (presencialmente) la comunión sacramental, lo que conlleva no tener que recibir la hostia sagrada. La misma se utiliza como medio para la preparación de la santa Misa o en los casos en que es imposible acudir a ella.
Asimismo, la comunión espiritual es una dimensión presente en nosotros desde que nos bautizamos, cuando nos adherimos al padre. No obstante, la Eucaristía es la que nos ayuda a la manifestación sacramental de dicha comunión. Como ya dijimos, la comunión espiritual es un acto de deseo en el cual se le expresa a Jesucristo que deseamos recibirlo en nuestro corazón.
Hay que tener en cuenta que según la doctrina, tradicionalmente se ha considerado la comunión Espiritual como un premio de consolación o de quitarse un peso, puesto a que al no poder comulgar de forma sacramental, entonces realizó una comunión espiritual.
Juan Pablo II dijo: Es conveniente cultivar en el ánimo, el deseo constante del sacramento eucarístico. De aquí ha nacido la práctica de la comunión espiritual.
De hecho, varios líderes religiosos alababan o reafirmaron la importancia de este tipo de comuniones, diciendo incluso que la Comunión Espiritual actúa en nuestra alma como un soplo de viento en medio de una brasa que está a punto de extinguirse.
¿Por qué hacer la Comunión Espiritual?
Una de las razones más significativas para querer hacer esta comunión espiritual es para poder demostrarle con ella a Jesús que si no le estamos recibiendo físicamente es porque no podemos hacerlo, y no porque no queremos. Como ya se dijo, es un acto de deseo. Casi siempre se hace este tipo de comunión espiritual por el simple hecho de no poderse recibir de manera presencial la Comunión.
Las razones de esta ausencia de presencia pueden variar dependiendo de cada persona, actualmente muchos creyentes estamos cuidando a nuestro prójimo absteniéndose de salir, y con el cierre de las iglesias. No obstante, si eres, por ejemplo, una persona que es incapaz de caminar, o es necesario que residas dentro de un hospital, o incluso si vives en un país no cristiana en donde no haya iglesias de tu fe, serás capaz de recibir esta comunión.
Más aún en los países que se encuentran en cuarentena, ya que muchos aún cuentan con iglesias, templos y sitios de encuentros cristianos con puertas cerradas, y si no se fortalece nuestra relación con Dios en un ambiente familiar como en el que algunos están obligados a permanecer, entonces nuestro espíritu no se nutrirá como debe ser hasta que salgamos de esta situación de aislamiento.
Con esta comunión espiritual somos capaces de expresarle todo nuestro amor a Dios, y también cuánto deseamos recibirlo en nuestro corazón, cuánto lo adoramos y lo reconocemos como único Dios y Señor.
¿Dónde y cómo hacer la comunión espiritual?
Como mencionamos anteriormente, la comunión espiritual no requiere que estemos en presencia de un pastor o padre, solo que estemos en fe de Dios. Asimismo, decimos que podemos hacerla desde cualquier lugar. Así que reiteramos que no es necesario hacerla en una iglesia o templo, sino que podemos practicarla en cualquier lugar en que nos encontremos.
Puede ser en nuestras casas, incluso junto a toda nuestra familia, para que ellos también la hagan y reciban la eucaristía con nosotros. Si quieres hacerla solo, puede ser en tu habitación, en la sala, o incluso en tu patio trasero, estando en completa soledad. Lo importante es que la realices lleno de fe.
¿Qué necesito para poder hacer la comunión espiritual?
El primer paso para llevar a cabo la comunión espiritual es buscar un lugar tranquilo, preferiblemente una habitación en nuestra casa o en la sala. Se recomienda que sea en un momento del día, y que no nos interrumpan o saquen de lugar ruidos o situaciones.
El segundo paso es serenarse ante Dios, estar en un estado de calma y serenidad, tanto en cuerpo, en alma y espíritu. Al mismo tiempo, debemos de dar gracias a Dios.
Como tercer y último paso debemos manifestarle por medio de palabras (puede ser incluso una oración corta) nuestro deseo de recibirlo en nuestros corazones, y recitar la siguiente oración:
"Jesús mío, creo que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo por encima de todas las cosas y te deseo en mi alma. Ya que no puedo recibirte sacramentalmente ahora, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como ya has venido, te abrazo y me uno todo a ti. No dejes que me separe jamás de ti.
Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. Tú no te ausentes de mí.
Te suplico, oh Señor mío Jesucristo, que la ardiente y dulce fuerza de tu amor, embargo toda mi alma, a fin de que muera de amor por Ti, así como Tú te dignaste morir de amor por mí".
Amén.
Detalles a tener en cuenta de la Comunión Espiritual
Según la doctrina católica, la Comunión Espiritual no es considerada, o de manera primordial, una sustitución directa a la Comunión Sacramental, sino más bien como una anticipación o extensión de sus frutos. Esta misma doctrina ha dictaminado que las Comuniones Espirituales deben tener siempre a una Comunión Sacramental como meta a alcanzar.
La Comunión Espiritual puede repetirse muchas veces al día, así como también puede hacerse, como ya mencionamos, dentro de la iglesia o fuera de la misma, a cualquier hora del día o de la noche. Por cierto, no es necesario hacerlo en ayuno, ya que puedes hacerla antes o después de las comidas.
Aquellas personas que se encuentren en pecado mortal (es decir una violación con deliberación y pleno conocimiento de los mandamientos de Dios en una materia grave) deben de practicar un acto previo de contrición en el cual se cumple una penitencia de dolor y pesar por haber pecado ofendiendo a Dios, y nos arrepentimos de una culpa cometida. Todo esto si se quiere recibir el fruto de la Comunión Espiritual.
Incluso, como dijo San Juan María Vianney: Cada vez que sientas que tu amor por Dios se está enfriando, rápidamente haz una Comunión Espiritual.