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Historia de la Virgen María
María fue una mujer judía, proveniente de Nazaret de Galilea. Ella fue la madre de Jesús, el Mesías. Maria supo que estaba encinta por obra del Espíritu Santo, sin haber participado varón alguno. Por esta razón es que se le conoce como la “Virgen María” en la iglesia católica.
Se le atribuyen habilidades de intercesión ante Jesús ya que, durante las bodas de Caná, ella intervino para que Jesús realizara su primer milagro. María fue la prometida de José de Nazaret, un carpintero. El ángel Gabriel se le aparece a María para anunciar que llevaba al Mesías en su vientre.
Cuando Jesús nace, María le lleva al templo para cumplir con la ley de que todo varón primogénito debía ser presentado y consagrado a Dios. Es aquí donde Simeón, un hombre a quien se le había revelado que no conocería muerte hasta ver al Cristo, se le acerca a María y le da una profecía.
Una espada había de atravesar el alma de María. Esto se refería al sufrimiento por el cual pasaría al ver a su hijo sufrir igualmente. Cuando el rey Herodes se entera que ha nacido Jesús, ordena matar a todos los niños de Belén. Más el Angel del Señor le dice a José en sueños que tome a Jesús y se vaya a Egipto.
Durante el ministerio público de Jesús, resalta que más “dichosos son los que oyen la palabra de Dios y la cumplen” que “el vientre y los pechos” que le criaron. Con esto deja a entender que María era más dichosa por conservar cuidadosamente la palabra de Dios en su corazón, que por haber sido quien diera a luz al Salvador del mundo.
Se cree que María puede hacer apariciones o revelaciones privadas a el hombre. A estas apariciones se les conoce como mariofanías. Pueden ser revelaciones individuales, o incluso aparecerse a varias personas en un lugar y tiempo determinado.
¿Por qué rezar a la Virgen María?
Muchas son los rezos y oraciones que se hacen a María. Y aunque no puede superar a Dios, los católicos afirman que nadie ha amado y honrado a Dios como ella lo hizo. Se cree que ella es la intercesora por excelencia, esto se debe a la orden que le dió a Jesús para que llevara a cabo su primer milagro.
Hay quienes consideran a María como la reina del cielo y tierra. La base de esta creencia es que la madre de un rey, es una reina. Por lo tanto, al ser María la madre de Jesús, el título de reina le corresponde a ella.
María no es una diosa, fue una simple mujer de carne y hueso que tuvo la misión y el privilegio de ser el medio a través del cual Jesús vino al mundo. Su papel en la historia católica es el de una madre generosa y atenta. Solo debemos recordar que los únicos dignos de adoración son Dios, el padre; Jesús, el hijo; y el Espíritu de Dios. Cualquier otro intento de adoración a alguien que no sea parte de la Santísima Trinidad se vería condenado como un acto de Idolatría.
Oración “ Préstame, Madre” a la Virgen María
La oración “ Préstame, Madre” es una oración que los feligreses hacen a la Virgen María para pedirle que les ayude en el diario vivir y para evitar caer en el pecado que nos rodea. La oración tiene un lenguaje sencillo que todos podemos entender y está lleno de peticiones para mejorar en el camino como buenas personas.
Los devotos a la Virgen María recomiendan acompañar la oración con un Padre Nuestro, seguido de un Ave María para comenzar el día encomendando la vida a Dios. Es considerada especial debido a todo lo que se expresa en la oración.
Oración
Préstame Madre tus ojos para con ellos mirar
Pues si con ellos miro no volveré a pecar.
Préstame Madre tus labios, para con ellos rezar,
Pues si con ellos rezo el Padre me ha de escuchar.
Préstame Madre tu lengua para poder comulgar
Pues tu lengua materna es de amor y santidad.
Préstame Madre tus brazos para poder trabajar,
Pues así el trabajo rendirá una y mil veces más.
Préstame Madre tu manto para cubrir mi maldad,
Pues cubierto con tu manto al cielo he de llegar.
Préstame Madre a tu Hijo para poderlo adorar,
Pues si tú me das a Jesús, ¿Qué otra cosa puedo desear?
Y esa será mi dicha por toda la eternidad.
Amén.
Significado de la Oración
La oración comienza pidiendo a la Madre de Jesús, y Madre de todos que nos permita tener sus ojos, pues al tenerlo y mirar a través de ellos no hay manera en la que podamos pecar. Al mirar con los ojos de Maria solo podemos ver todo con amor, el mismo amor con el que nos ama a todos.
Seguidamente, se piden los labios de María, esto es para que cada vez que el feligrés rece, sus palabras sean escuchadas de la misma manera en la que Jesús escuchaba y obedecía a María. Rezar con los labios de María nos permite también rezar por aquellas personas que tienen necesidades a parte de nosotros.
La oración prosigue con la petición de la lengua de María. Esto se hace para que podamos comulgar de una manera santa y correctamente. Recibir el sacramento de la eucaristía es una acción que debe ser llevada a cabo de forma correcta, y qué mejor manera de hacerlo que con la lengua de María.
Con los brazos de María podemos lograr hacer que el trabajo que llevemos a cabo se multiplique hasta mil veces más de lo común. Si trabajamos con los brazos de María no nos cansamos, pues ella nos da las fuerzas para seguir en la labor de Cristo.
La próxima petición es la de el manto de María. En la tradición católica se cree que ese manto es capaz de ocultar nuestro pecado delante de los ojos de Dios. De esta manera podemos ir al cielo a habitar junto a Él sin que nuestro pecado nos retenga la entrada al paraíso.
Por último, la oración cierra con la petición a María de su hijo, Jesús. Una vez que tenemos a Jesús en nuestros corazones no hace falta absolutamente nada más en nuestras vidas para vivir. Solo Él es suficiente para ayudarnos y cuidarnos, solo Él basta, su sacrificio y amor son los únicos que nos ayudan a obtener la vida eterna.